jueves, 27 de diciembre de 2012

LA BANDEJA

Desde que me casé, hace ya cuarenta años, en la víspera de Navidad tengo la tradición de hacer la bandeja, un recuerdo de cuando era niño, y mi padre tenia esta costumbre de amontonar en un plato una diversa variedad de dulces navideños.

Parece estar viendo como iba cortando a trozos cada uno de los diferentes turrones y “cascos”, poniéndolos con mimo conjuntamente con polvorones, alfajores, mazapanes, peladillas, etc. Hasta formar un conglomerado apetitoso y agradable a la vista.

Hay que decir que mientras organizaba la colocación de cada uno de los componentes, siempre había algún trozo que se perdía en su boca, y en la mia, por supuesto, relamiéndonos de placer.
Hace casi sesenta años, era un pequeño lujo el poder saborear estas deliciosas golosinas, y se aprovechaba Navidad para disfrutar de ellos.
Hay que reconocer, que la diferencia entre nosotros, ahora, y cuando éramos niños, son la variedad de cicatrices que nos ha ido dejando la vida, forjándonos en lo que somos… pero añoro esos momentos de mi niñez, por haberlos vivido con agrado.
Marco Valerio Marcial decía que “poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces”. Y no puedo negar que cuando preparo la mesa de la cocina y coloco todos los ingredientes que van a componer la bandeja, disfruto con estas agradables evocaciones. Ya se sabe que el hábito convierte los placeres en necesidades cotidianas, y si nos fijamos, nuestra vida realmente no es más que un conjunto de hábitos.

Mi familia y amigos, conocen este rito mío navideño, y pasan por casa, sobre todo en mi cumpleaños, para saborear la variedad de sabrosos y azucarados confites.
No debe tener mala presentación, y no menos su degustación, cuando llego a rellenar antes del día de Reyes, hasta tres y cuatro veces la bandeja,.

La base de la bandeja siempre la hago con tortas escaldadas, rollos de pascua, mantecados. Y poco a poco voy añadiendo el resto de ingredientes repartiéndolos para que sea agradable a la vista: Turrones de yema tostada, duro de almendra, jijona, chocolate, trufa con guindas, cordiales caseros que hace mi mujer, polvorones de coco, chocolate y almendra, bombones, pan de Cádiz, peladillas, frutas confitadas (cascos decimos por esta zona), pasteles de gloria y de yema, mazapanes, etc.

Que aproveche, y que 2013 sea favorable para todos.

lunes, 24 de diciembre de 2012

CALLES DEL ENSANCHE DE CARTAGENA

En esta ciudad de Cartagena, muchos de sus habitantes siguen todavía denominando a la calle Ramón y Cajal, como la "calle 18", confirmando con ello que muchas veces lo nuevo cuesta que arraigue; y en este caso, quizás sea como un recuerdo de la antigua denominación dada a las calles urbanizadas del nuevo ensanche.

Como ejemplo en el casco antiguo nos sirve la calle Mayor, en sus inicios denominada como “Rua Principal”. Con motivo de la Revolución de 1868, la Junta de Cartagena decidió llamarla “Marina Española”; y a raíz del feliz resultado en San Fernando, de las pruebas del submarino inventado por Peral, en sesión municipal del 21 de Diciembre de 1889, se acordó por unanimidad que la calle Mayor se rotulara con el nombre del ilustre cartagenero “Isaac Peral. Pero tuvo que llegar el año 1915, hasta que unos cartageneros fervorosos, colocaran y costearan a sus expensas las lápidas que  rotulan la calle Mayor.

    Otras veces se utiliza para el nombre de una calle el patronímico de alguno de sus residente, caso de la calle Palas, por cierto mal rotulada, ya que debería ser Palás, sí, con acento en su a final, como el del propietario, en 1786, de la casa núm. 6, D. Juan Palás.

    Sirvan estas líneas como añoranza y recuerdo a los antiguos nombres de calles del ensanche, dado que el pasado día 15 de noviembre fue el 83º aniversario de la Comisión de la Permanente del Ayuntamiento de Cartagena (1929), donde el Alcalde D. Alfonso Torres López, solicitó la asignación de nombres a varias calles del nuevo ensanche, ya que unas estaban designadas por números y otras por letras. La Comisión solicitó al Pleno, y fue aprobado en Sesión Extraordinaria, la rotulación de las siguientes calles:

“…- calle 16 como Juan Fernández.
- calle 17 se llamará Príncipe de Asturias.
- calle de Ronda, General Primo de Rivera.
- la calle B, Carlos III.
- calle núm. 2, izquierda Alameda de San Antón, San Basilio.
- la núm. 3, izqda. Alameda San Antón,  San Leandro.
- calle núm. 4, Antonio Rosique.
- núm. 5, Duque Severiano.
- la núm. 7, Francisco de Borja.
- núm. 8, Baltasar Hidalgo de Cisneros.
- calle núm. 9, Sebastián Feringan.
- la plaza proyectada al final de la Alameda, Reina María Cristina, (conocida popularmente como plaza del Escudo).
- la calle 2 derecha Alameda San Antón, Jiménez de la Espada.
- la núm. 3 dcha. Alameda San Antón, Calle del Pintor Balaca.
- calle núm. 4, Reina Victoria Eugenia.
- calle núm. 5, Santiago.
Y la primera calle que necesite rotulación se le designará como el del Ilustre cartagenero Don Manuel Wssell de Guimbarda...”

domingo, 23 de diciembre de 2012

TARJETAS NAVIDEÑAS


Desde hace ya varios años, gracias a la llegada de los ordenadores, Internet y las nuevas tecnologías han aumentado las felicitaciones Navideñas de manera notoria.
Hoy, además de recibir postales por el correo tradicional (pocas realmente), se felicita mayoritariamente con presentaciones alusivas al tema de Navidad y Año Nuevo, que podemos recibir vía correo electrónico o mensajes de texto, tanto por E-mail como en el teléfono móvil.
Las felicitaciones por correo electrónico, permite poder enviarlas personalizadas y, a la vez, ahorrar en material y costes de envió, además de ir acompañadas de música, originales animaciones, fotos, etc.
Hay un precedente de las felicitaciones de navidad (christmas card), a principios de 1700 en Inglaterra en los catálogos o anuncios, donde aparecía un grabado del comerciante saludando a sus clientes. Pero es a partir del XIX, cuando los artesanos y empleados públicos reparten tarjetas de felicitación, ornamentadas con motivos florales, y acompañadas con un verso de tipo bíblico.También es en estas fechas cuando los niños en la escuela escribían tarjetas de felicitación para sus padres y leérselas el día de navidad.
A partir de este momento se empiezan a propagar por toda Europa las felicitaciones comerciales de Año Nuevo, y algunos avispados industriales comienzan a explotar este negocio, con las nuevas técnicas que les proporcionaba la imprenta
Pero las tarjetas navideñas tienen un origen, y estas fueron inventadas por sir Henry Cole, quien en el año 1843 encargó al pintor John Colccot Horsley, que pintara una escena navideña, que más tarde reproduciría en una imprenta del litógrafo Jobbins, y a su vez fue coloreada a mano por un especialista llamado Ranson.

1ª TARJETA conocida como tal en la NAVIDAD de 1843
obtenida de http://www.my-forum.org
La imagen que aparece, es una familia británica de tres generaciones, disfrutando de las fiestas junto al mensaje “Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo”, los mayores sostienen una copa de vino, como brindando a la persona que se felicita en la tarjeta. Esta imagen fue muy criticada, al estar el niño que se ve en el centro bebiendo de un vaso de vino que le ofrece una mujer.
De esta tirada se hicieron 1000 ejemplares, y quedan muy pocos, llegando a salir en subastas al precio de 9.000 libras, cuando en su inicio costaba cada una sólo un chelín, la vigésima parte de una libra esterlina, precio muy alto para la época.
Fue en 1860, cuando Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, organizó la primera venta masiva de tarjetas de Navidad en las que aparecía impresa la frase “Merry Christmas” (Feliz Navidad), teniendo un éxito inmediato.
Felicitación navideña 1860
Foto Museo Postal Britanico. Sección Navidad.
En las antiguas colonias, U.S.A:, no le fueron a la zaga, Louis Prang, un residente de Boston, imprimió y vendió la primera tarjeta de Navidad en Estados Unidos en 1865.
Las imágenes y mensajes se han mantenido relativamente constantes a través de los años; imágenes mostrando escenas de la temporada o historias de Navidad acompañadas de los mejores deseos de una feliz Navidad y un próspero año nuevo.

En 1893 esta costumbre recibió la confirmación real, cuando la Reina Victoria encargó 1.000 tarjetas a una imprenta británica. Aunque ya en 1870 se expidieron 14 millones de tarjetas postales en este país, por un importe de  un millón de chelines; cifra muy baja sin se compara con las de Alemania en la misma fecha, con 88 millones de tarjetas por un valor total de 6 millones de marcos.
Hay mucha bibliografía sobre el uso de las tarjetas postales, es decir las circuladas por correo, pero sin introducir en un sobre, y costaban la mitad del franqueo de una carta. De hay nació su popularidad, por el coste.
Penique negro
primer sello mundial 6 mayo 1840
El primer servicio de correos mundial que utilizó el signo de franqueo prepagado fue el británico con el "Penny Post". Normalmente la correspondencia se pagaba por el destinatario al serle entregada, y siempre en base a la distancia recorrida, a mayor recorrido mayor peaje. Si no era abonada la tasa se devolvía al remitente. Este sistema ocasionaba la existencia de fraudes, la carta llevaba en el anverso alguna marca escrita por el remitente, de forma que quien recibía el escrito ya conocía el significado, “estamos bien”, “llegaremos el mes próximo”, etc. Rehusando por tanto el envío. Con el nuevo sistema si querías que una carta fuera enviada a su destino, debías adherir en su frontal un signo de franqueo, un sello, con lo cual podía circular hasta la dirección indicada, sea el destino cual fuera dentro del mismo país.
Como en la mayoría de cosas de esta vida, fue el comercio quien impulso esta costumbre de enviar felicitaciones navideñas; al enviarlas a todos sus clientes, la competencia no podía ser menos, y de hay a inundar los servicios postales en fechas navideñas fue todo uno.
El secreto de su éxito es que son un detalle económico, pero muy emocional, que gusta tanto a los que las envían como a los que las reciben.
En España las primera tarjetas postales ilustradas aparecieron en 1892, estando ya reglamentadas por la “Unión Postal Universal”, y fueron impresas en Madrid por la fototipia de Hauser y Menet el 1 de noviembre de 1892.

18 mayo 1901, colección J. Almarza
1 diciembre 1915, colección J. Almarza
Yo colecciono tarjetas postales, y es curioso ver la fraseologia que utilizan algunas de ellas:


Desde Hungria 23 diciembre 1913, colección J. Almarza

diciembre 1947, colección J. Almarza


diciembre 1949, colección J. Almarza


Desde Tunez, diciembre 1956, colección J. Almarza
También en Cartagena hubo editores e impresores, que de dedicaron al negocio de las tarjetas postales, caso de la imprenta Marcial Ventura, siendo de las primera que inicia en la Región de Murcia la producción de tarjetas postales a finales del siglo XIX.
Bernardino, el hijo de Estanislao Rolandi (cofundador de la cerámica “La Amistad”), por el año de 1901 realizó una serie de postales que regalaba a sus amistades. Más tarde, por medio de la fototipia de Hauser y Menet, editó la “colección Rolandi” de una gran calidad.
Otros cartageneros editores de tarjetas fueron Bernardo Lassere, y posteriormente su viuda, Enrique Carreño, Adolfo Fernández (droguería en C/ San Miguel y Jara 15), José Casaú, papelería Melero, Horacio Escarabajal, y un largo etc.

Deseo tengáis felices navidades y una entrada de año nuevo magnifica.

Bibliografia

- Antecedente y auge del “Christmas”. Néstor Luján. Historia y Vida. Extra 27. 1982
- La tarjeta postal en España. Carlos Teixidor. Espasa Calpe. Madrid. 1999.
- Postal de Murcia. José-Guillermo Merck Luengo. Imprenta Jiménez Godoy, Murcia. 1993.
- http://www.amorpostales.com/
- http://yaestaellistoquetodolosabe.lacoctelera.net/
- http://es.catholic.net/celebraciones
- British Postal Heritage. Tag Archives: Merry Christmas.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

EL CAÑONAZO

Un ritmo cotidiano que teníamos en Cartagena, y nos servia como referencia horaria, era escuchar los tres cañonazos disparado desde el muelle de Levante del Arsenal Militar.
El primero a las ocho de la mañana, el segundo a las doce del mediodía (la hora de la meridiana, un recuerdo de antiguas formas de navegar), y el tercero no tenia hora fija, estaba marcado por la puesta de sol.

"El Cañonaso de las doce". Foto Moises Ruiz Cantero 1983.

Con este último, y minutos antes de que ocurriera el ocaso, provocaba en todas las dependencias militares el ajetreo diario que imponía el arriado de la bandera, con su correspondiente protocolo: preparación de la guardia para rendir honores, el soldado o el marinero encargado de hacer descender la bandera desde lo alto del asta, esperando atento a las ordenes del cornetín de ordenes, etc.

Se puede conseguir esta foto como fondo de escritorio en (A) ver bibliografía
Si estabas en la plaza de los Héroes de Cavite, vivías ese momento mirando hacia la bandera del Gobierno Militar, situada en la esquina de la Muralla del Mar. La gente se paraba con respeto mientras sonaba la corneta, y tras la pequeña ceremonia escuchabas en los buques de guerra atracados en el muelle, el sonido del silbato dando la orden por los altavoces para encender las luces, el toque de oración, cambios de guardia, etc. ¡Y todo ello orquestado por un cañonazo!.

Bandera en la esquina de la muralla, frente al antiguo Gobierno Militar.
Foto J. Almarza

Si en cambio te encontrabas en las Puertas de Murcia, a la altura de Capitanía General, minutos antes ya estaba formada la guardia por Infantes de Marina, esperando el ruido del cañonazo. Tras escucharlo, el oficial ordenaba presentar armas y mientras sonaba el cornetín, un marinero empezaba el arrío de la bandera, emplazada en el balcón principal del primer piso. Debo decir que ese momento, que vivía desde que era pequeño, siempre me causaba honda emoción.
Lo mismo ocurría en las diversas dependencias militares: Cuartel de Antiguones, Parque de Artillería, Cuartel de Instrucción, Arsenal, etc. Esos minutos, en esas calles o plazas, podríamos decir que se interrumpía todo, había un respeto que se palpaba por medio del silencio de la gente parada en la calle, sin moverse, quedándose en espera mientras duraba la bajada de la enseña nacional.

Silbato Ordenes de la Armada Española.
Una prueba de la impronta que nos dejaba esta rutina diaria del cañonazo: para nosotros los cartageneros, era clásica la burla cuando nos pedían fuego para encender un pitillo, diciendo con nuestro seseo típico:  “ensiende en el cañonaso de las dose”.
Mi amigo Sebastián, poeta él, también plasmaba en cuartillas sus vivencias; acoto parte de un articulo suyo referente a este tema
“…-¡¡BOOOOMMM!!- Se escuchaba en la tarde, cuando el Sol entraba en el ocaso. Los chavales recogíamos los trompos o las canicas y marchábamos raudos para casa. El cañonaso de postura de sol era el aviso de que el tiempo de juegos se había acabado. Había que hacer los deberes y tomar la cena. Los padres eran muy rígidos en ese aspecto, y no interesaba llevarles la contraria.
En la vida cotidiana de mi barrio, el cañonaso siempre estaba presente (supongo que en otros puntos de la ciudad sucedería igual). Ahora vivo en Los Dolores, y aquí no llega el entrañable zambombazo. Mas siempre estará en mi memoria para recordarme aquellos años de privaciones que, sin embargo, añoro por muchas razones.
Para mí, el cañonaso ha sido como las campanadas del Big Ben de la Torre de Londres, un sello muy particular de nuestra ciudad; algo tan cartagenero como la Semana Santa o la Bocana del Puerto. Porque hay sonidos que también se aman.
El cañón será de la Armada, pero el cañonaso es de todos los cartageneros que saben apreciarlo…”

Ceremonia del Cañonazo a las 9 de la noche en La Habana.
Foto de absolut-cuba.com
En ciudades como La Habana, Santiago de Chile, Ceuta, es una tradición el disparo de cañones, siendo también utilizado como reclamo turístico, y Cartagena dejó perder esa costumbre, y también, por tanto, esa representación de recogimiento que hacían sus habitantes mientras bajaban la bandera.
Pero no todo está perdido, desde hace poco fechas, el último jueves de cada mes se celebra el arriado solemne de bandera en la Capitanía General de Cartagena, sede del Cuartel General de la Fuerza de Acción Marítima, por su entrada de la Plaza de San Sebastián.
La Fuerza que rendirá honores a la bandera y una unidad de música del Tercio de Levante, saldrán desfilando por la puerta del Arsenal Militar y se dirigirán al cercano Palacio de Capitanía General, mientras interpretan distintas marchas militares. Tras el acto regresaran por el mismo itinerario.

Arriado bandera último jueves en Capitania.
Foto Web Armada
D. Luis Delgado, siendo director del Museo Naval de Cartagena, en unas declaraciones al diario “La Verdad”, manifestaba su ilusión de poder instalar en el frente marítimo del nuevo Museo (antiguo Cuartel de Instrucción de Marinería), en el cantil del muelle, los 28 cañones en batería del siglo XVIII con sus cureñas, y que seria impresionante que dos personas vestidas de época salieran a las doce del mediodía para dar el cañonazo.
Bateria cañones en el Arsenal 1897.
Foto de El Mundo Naval Ilustrado
Ya que estamos metidos en cañonazos, el origen de las salvas militares, se pierden en la Edad Media. El rey, realmente estaba muy limitado en sus poderes por la nobleza, eran los dueños de los “señoríos reales”, siempre estaba en el aire la posible usurpación de la corona, y ante esta incertidumbre, sobre todo al visitar el rey alguna plaza fuerte; para “desarmarla” la monarquía obligó a que se saludase al rey disparando todos los cañones, quedando así estos inermes.
A raíz de esto se utilizaban los cañones para rendir honores, tanto en visitas reales, personalidades importantes, funerales de estado, nacimientos de príncipes, etc. Quedando regulado de una manera muy explicita por medio de las Reales Ordenanzas Militares. Acompaño como curiosidad la portada y parte del articulo 57 del titulo 3º de las mismas, referentes a funerales reales.


Proxima la Natividad, deseo que paseis unas felices fiestas navideñas en compañia de toda la familia, y que el nuevo año 2013 cumpla todas vuestras peticiones.

Bibliografia:

(A) - http://www.fondos10.net/paises/bandera-de-espana-wallpapers-28882
- http://www.absolut-cuba.com/el-tradicional-canonazo-de-las-9/
- La Verdad de Cartagena. 28 noviembre 2012.
- El diccionario Icue. Ángel Serrano Botella. Asoc. Libreros de Cartagena. 1997.
- Apuntes sobre el habla de Cartagena. Isidoro Valverde. 1980
- El Cañonaso. Sebastián García Campillo. 2001
- http://www.armada.mde.es/
- Ordenanzas Generales de la Armada Naval. Madrid 1793.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

PLAZA DE LA MERCED - EL LAGO

En Cartagena, donde está acentuada la costumbre de los motes, y como decía D. Isidoro Valverde “al cartagenero no le gusta llamar a las cosas por su nombre”, muchas veces no prosperaban las decisiones políticas del cambio de rotulación para las calles o plazas, y las gentes del lugar siguen llamándolas por el nombre que sus mayores le transmitieron.
Sirva como ejemplo la calle Sagasta, que es Jabonerías (también llamada calle de los Padres), la plaza de los Carros es la plaza de Alcolea. Caso similar ocurría con la calle del Beneficiado del siglo XVI, nombrada posteriormente del Olmo, a mediados del XVIII en la documentación municipal aparece como Duque de Osuna, en 1912  a raíz del asesinato del Presidente del Consejo de Ministros se acordó darle el nombre de Canalejas, pero pese a tantos cambios la gente seguía llamándola calle del Cañón, su nombre actual, como reminiscencia de una vieja pieza de artillería que el Concejo Municipal colocó al final de la calle a últimos del siglo XVII.
La actual plaza de la Merced, ha tenido también una amplia variedad de denominaciones: Esta plaza en 1632, era conocida como "Plazuela de San Diego", dado que el espacio donde estaba construida se denominaba "Arrabal de San Diego", es decir, el terreno comprendido desde la muralla de los Austrias hasta el Convento de San Diego, edificado en 1606. Esta zona era conocida a finales del s. XVI como “Hoya de Heredia”.
Plano 1598 Leopoldo Sánchez y Joaquín Alcaraz
Como digo, en 1632 la municipalidad deseando tener una gran plaza pública, en esta zona compra casas y solares, allanando y rellenando el terreno, y crea una plaza con una fuente pública que se surtía del cercano manantial de San Juan.
En una reunión del Cabildo Municipal Cartagenero del 17 de septiembre de 1708, se leyó un escrito del Obispo de Cartagena, Cardenal Belluga, donde recomendaba una petición de los religiosos del Hospicio de San Julián, para trasladarse a unas casas de su propiedad en la citada plazuela de San Diego, y evitar la posibilidad de ataques de corsarios o berberiscos. Concedió el Ayuntamiento su licencia para este traslado, fundando ese mismo día, los religiosos citados, el Convento de Nuestra Sra. de la Merced. La plaza que quedó, tomo este nombre, donde celebraba Cartagena la feria de agosto, y a partir del año 1854 dicha feria fue trasladada a la plaza de San Francisco.  

1784 según Zappino de Esteve
Al proclamar las Cortes de Cádiz la Constitución, el año 1812, una Real Orden mandaba que todas las ciudades, villas y lugares de la nación, llamaran a su plaza principal "de la Constitución". La plaza de la Merced era donde se había dado a conocer el nuevo Código, y se colocó una tabla con el nuevo nombre. Pese a ello, el pueblo seguía llamándola "de la Merced". En 1814 dicha tabla fue rota a balazos y quemada. Al proclamarse por segunda vez la Constitución tras el alzamiento de Riego, los vecinos solicitaron al Ayuntamiento se colocara una placa conmemorativa, accediendo la Corporación el 19 de Marzo del mismo año. En 1823 se deroga la Constitución por segunda vez, cambiándose de nuevo el nombre por el de "Plaza Real". El cambio de placa se tuvo que hacer con nocturnidad, para evitar que los constitucionales pudiesen organizar algún motín.
En 1834, una revuelta popular destroza la lápida con el nombre de Plaza Real, y el uno de enero del año siguiente, el Gobernador Militar ordenó que se aplicara el nombre de "Isabel II" a la plaza múltiples veces bautizada. El pueblo no aceptó tal denominación, y siguió llamándola de la Constitución y otras veces de la Merced.

Antigua Casa de Expósitos, hoy desaparecida
En 1857 quedó constituida la Casa de Expósitos en esta plaza, sustituyendo a la Casa de Recogidas del siglo XVIII, donde por medio de un torno se depositaban a los niños abandonados.
Corría el año 1864, cuando el Ayuntamiento proyectó instalar en el solar del desaparecido Convento de Padres Mercedarios un teatro, pero sólo fue eso, un proyecto, y autorizó en cambio la instalación de un circo de títeres, almacenes y un reñidero de gallos.
En 1873, queriendo el Ayuntamiento conmemorar la actual forma de gobierno, La República, acordó llamarla "Plaza de la República Federal" (para siempre jamas, aparece en el acta).
Con motivo de la Revolución Cantonal entre 1873 y 1874, esta plaza tambien sufrió los bombardeos por parte de las tropas del general López Dominguez, antes de la rendición de la ciudad.

1874 Plaza de la Merced tras los bombardeos de las fuerzas Centralistas
A finales de la década de 1870, se transforma la plaza en un bello jardín, según proyecto del ingeniero jefe de los Plantíos y Jardines de Madrid D. Eugenio de Garagorza, con una pequeña balsa central. El cartagenero que siempre busca cambiar el nombre a las cosas, la bautizo con el nombre de "Lago Salado" (de donde procedería el nombre más comúnmente conocido "plaza del Lago").
Tras estos avatares, volvio a recibir su antiguo nomnbre "de la Constitución".
En 1880, se demolieron los restos del antiguo monasterio de Mercedarios, y se construyó una plaza de abastos, mercado de aves y pescados, propiciada por el industrial D. Ricardo Spottorno. que a raiz e la desamortización de los monasterios, habia adquirido el solar en subasta pública.

1912 Plano de Julián Saez
Cuando esta quedó sin uso, sirvió más tarde para instalar una sala cinematográfica, el Gran Salón Sport, y posteriormente bautizada como Cine Central. 


Patio de butacas del Cine Central
Tras la Guerra Civil, esta plaza se rebautizo con el nombre del fundador de Falange Española "plaza de José Antonio". Al pasar varios años tras la instauración de la democracia, volvio a recibir su primitivo nombre PLAZA DE LA MERCED.
Hay en esta plaza, un edificio del arquitecto Tomas Rico Valarino, conocida como la casa de Celestino Martínez. 

1900 Casa Celestino Martínez
Según los expertos, dicen que esta obra fue clave para la difusión del modernismo en la Región de Murcia. La fachada es un enlace de piedra, ladrillo y cemento visto; sin olvidar el clásico balcón y mirador, pero en los laterales de este se observa la adopción de una forma cóncava, novedad que se impondría en otros edificios de Cartagena. Es una curiosidad el enorme rosetón que culmina el mirador del tercer piso.


 1901Palacio de Aguirre

En 1901 se termino de construir en la esquina con la calle de San Diego, la casa-palacio para el rico minero Camilo Aguirre, que posteriormente, tras la contienda civil de 1936-39 acogió la sede del Frente de Juventudes y la emisora-escuela Radio Juventud de Cartagena. En la actualidad es sede del Museo Regional de Arte Moderno.

También tiene esta plaza un monumento, inaugurado el cuatro de abril de 1926, dedicado al Comandante Villamartín (Cartagena 1833-Madrid 1872), obra del afamado escultor José Capuz.

El cartagenero Francisco Villamartín Ruiz de la Peña, que llegó al grado de comandante, tras una amplia experiencia castrense, obtenida no sólo en el campo de batalla (fue herido en 1856, cuartel de San Pablo, Barcelona) también como escritor especializado en temas militares ("Nociones del Arte Militar", "Historia de la Orden de San Fernando", "Historia de las Ordenes de Caballería", "San Lorenzo del Escorial", etc.), publicando asimismo gran cantidad de artículos en periódicos militares y políticos; fue nombrado Caballero de la Orden de Carlos III, como recompensa por sus escritos militares.
Esta plaza tuvo un gran ambiente, sobre todo las tardes de los domingo, al estar ubicada en ella la delegación del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas, en la conocida “Bodega Juanito” regentada por D. Juan Pérez Iniesta, y en su fachada se colocaba una gran pizarra donde iban apareciendo los resultados de los partidos de futbol jugados en la jornada del domingo, y la correspondiente quiniela del boleto 1-X-2.

4 de marzo de 1962, quiniela 1-X-2
 En la esquina con la calle del Duque, estaba la “cafetería Puerto Rico”, donde solía reunirse la afición del Efesé (Cartagena FC) antes de su partido en el estadio del Almarjal , viéndose una procesión de aficionados ascender por esta plaza hacia la calle de San Diego dirigiéndose hacia el estadio blanquinegro.
En la acera sur, ejercían su trabajo varios betuneros, y de niño me acuerdo cogíamos los envases metálicos grandes de betún vacíos que tiraban, y tras taparlos nos poníamos a jugar a “la lata”, como si fuera una pelota.
Había una gran palmera, por su altura de 31 metros y medio, que se mecía enormemente los días de viento; me acuerdo de pequeño quedarme asombrado, al ver cuando subían a su copa para podarla, y el hombre encaramado hacia esfuerzos para no caerse, mientras tanto un guardia urbano apartaba a la gente de los pies de la palmera para no recibir el impacto de las hojas que caían. Un 31 de octubre de 2004 a consecuencias de un fuerte viento huracanado, la famosa palmera con dos siglos de existencia, fue abatida partiéndose su largo y delgado tronco.

La vieja farola central en la actualidad
 La plaza tenía mucho ajetreo de viandantes, habían muchos comercios que la rodeaban, recuerdo Viajes Egea, con Anita vendiendo los billetes para Cabo de Palos, y las cercanas playas del Mar Menor. La casa de huéspedes o pensión La Valenciana, los quioscos de prensa de Carmelo y de Miguel. Enfrente del Cine Central estaba el quiosco de la familia de Plácida.
Y hay un precioso evento que se repite todos los años en esta antigua plaza, el tradicional encuentro de la madrugada del viernes santo marrajo, siendo muchas veces imposible presenciarlo dada la enorme cantidad de público que desea estar presente.



1960 kioscos de prensa y helados

1969 Cambio de estilo de los kioscos
Pero pese a todos los nombre que ha tenido este lugar, esta plaza seguirá siendo “El Lago” para los cartageneros.

 Bibliografía:
- Cartagena y su entorno. Isabel Olmos Sánchez. 1989.
- Historia de las calles de Cartagena. Federico Casal. 1930.
- Cuentos de Cartagena. J. Mediano Duran. 1988.
- Cartagena 1874-1936. F. Javier Pérez Rojas. 1986.
- Cartagena ciudad mediterránea. Manuel Ponce Sánchez. 1998.
- Ermitas y cosas de Cartagena. Ernesto Ruiz Vinader.
- Crónicas cartageneras para el siglo XXI. José Monerri Murcia. 2003.
- http://www.salganando.es